GLITCH
Autor: Ana Rodríguez León
Epílogo: César Sodero
Precio: 13 €
Fecha publicación: 06/2022
Formato, páginas: Portada cartulina con solapas, incluye dos postales,
148 páginas. 11 ilustraciones a color, el resto en byn
Medidas: 140 x 140 mm
ISBN: 978-84-121076-8-5
Imágenes del autorretrato fílmico Fuga.
Directora de fotografía: Gemma Rogés
Postproducción y glitches: Ana Rodríguez León
En un correo que intercambiamos con Ana hace más de cinco años, yo le mandé una frase del escritor argentino Rodolfo Fogwill que decía: “Para escribir hace falta un 86 por cien de rabia y un 14 por cien de emociones confusas. Solamente puedo escribir en contra. Escribo en contra de lo establecido y me rindo ante los valores”. En el correo yo le decía que leyendo esa frase me había acordado de ella. La respuesta de Ana fue la siguiente: “Buena cita, también me siento identificada con ella”. Al leer Glitch, me acordé de ese correo, supongo porque sentí (y recordé) que la escritura de Ana es rabiosa, molesta, incómoda y nos obliga como lectores a salir del cómodo sofá en el que estamos recostados.
Glitch es un viaje por los imprevisibles intersticios que se abren con el fin del amor en tiempos de flujos digitales. Cuando uno termina el libro se pregunta, sin tapujos, ¿qué es esto que leí?, ¿por qué alguien escribe así en estos tiempos en los que se venera la simplicidad, la poca adjetivación, la escuela norteamericana y todo lo que ya sabemos?, ¿por qué necesitamos que existan más Glitch? Porque la escritura tiene que cuestionar, siempre tiene que ser pregunta y nunca respuesta. Porque la escritura siempre se resiste a ser una mercadería, está en su esencia (si la hubiera). La escritura es una batalla permanente contra la consolidación de los discursos bienpensantes (oportunistas). La escritura, siempre, debe atacar todos los convencionalismos. Dar un paso más. Mostrarse valiente, desinhibida. No tenerle miedo al discurso de la época. En Glitch se percibe este espíritu, y también se agradece.
Ana Rodríguez León nos empuja a un viaje a través del amor, de los recuerdos, de lo que somos, de lo que nos guardamos, y nos obliga a aguzar nuestra atención para sugerirnos que detrás de todas las tecnologías que conforman nuestro cuerpo existe una eslinga de carne que ancla en el fondo de nuestro yo, y que si uno tira de ella con fuerza, puede sentir las palpitaciones de nuestras angustias frente al mundo que nos rodea. Y en ese yo, o mejor, debajo de la capa que define ese yo, hay una voz. Una voz dulce, sensible, pero también carrasposa y áspera. Una voz que dice, de forma clara, pero también, como sugiere Fogwill, con emociones confusas, que nada de lo que vemos es lo que es y que siempre vivimos atravesados por la soledad, el desamparo, el olvido, el amor, en un mundo que antes fue analógico, y ahora es digital, una voz, la de Ana, que da cuenta del ser en el mundo, del estar aquí, padeciendo, sufriendo, amando, siendo lo que somos, y lo que fuimos.
Glitch no es un libro fácil, pero por eso mismo es necesario, porque nos muestra que la escritura no solo es narrar experiencias sino también es una forma distinta de iluminar las zonas oscuras del pensamiento (existencia).
César Sodero